portada vikingo

 

Sinopsis

La reina del Aquelarre oscuro los ató a ella extrayendo su energía, y ahora, ellos, cazadores inmortales, buscan destruir la brujería y todos cuántos la practican, pero el asunto no es tan simple como ellos creen.


Angelica ayudó a Violeta a despertar sus dones como bruja, y a consecuencia de eso, los cazadores rastrearon su pista, enviando al más sangriento de ellos a matarla.
Aren, un antiguo vikingo berseker que vive su inmortalidad como un verdugo dentro de los cazadores, ahora debe ejecutar a una bruja que podría saber muchos datos de su grupo. Por primera vez, una bruja en vez de huir de él como de la peste, pretende negociar, pero él al final deberá matarla.


Alrededor de los protagonistas giran intereses y personas cuyos oscuros objetivos podrían despertar algo que no debería ser desatado, obligándoles a ser aliados, al menos hasta que concluya el peligro y vuelvan a ser cazador y presa.

Resumen y primera página de 

La ira de la tierra

 

Angelica pertenece al Aquelarre Oscuro; un grupo de hechiceras que adoran a la Diosa oscura o la anciana, uno de los aspectos de la triple diosa. Aunque la anciana representa el poder de la muerte y la regeneración, las brujas del aquelarre oscuro se corrompieron apartándose de esa visión e iniciando una guerra contra el aquelarre blanco hasta casi exterminarlo, lo cual, provocó un desequilibrio en la magia. En la actualidad, buscan a todo resquicio del Aquelarre Blanco para que nunca pueda retar el poder de la diosa de la luna negra. Sin embargo, los brujos y brujas del Aquelarre Oscuro, a su vez, son perseguidos y destruidos por los cazadores de brujas; un grupo de guerreros inmortales que, durante siglos, han luchado contra cualquier signo de brujería.

Angelica fue invocada por las ancianas, título que sostienen aquellas brujas del Aquelarre Oscuro elegidas por su diosa para que le sirvan en la oscuridad más profunda,y le ordenaron que contra de los deseos de la reina del Aquelarre oscuro, protegiera a una bruja que aún no había sido consagrada a la magia y que no pertenecía al Aquelarre Oscuro, posiblemente tampoco al Blanco, poniéndose así en evidencia ante los cazadores de brujas, y arriesgándose a que los suyos crean que es una traidora.

  Angelica huye para que uno de los cazadores, el Inquisidor Negro no siga su pista sin saber que la caza ya ha comenzado, pero el cazador es otro.

Capítulo 1

  Aren observaba el calmado mar desde el drakar, bastante tranquilo como para que el trayecto se le antojara aburrido, pero no lo suficiente como para no avanzar. Llevaba su cabello rubio, casi blanquecino, anudado tras la nuca. Lo adornaban múltiples trenzas, que su hermana le había hecho hace días ya, antes de que se hiciera a la mar. Acarició suavemente el hacha de guerra que llevaba consigo, la cual era desproporcionadamente grande, aunque acorde a su fuerza. Tenía grabadas runas en su mango para protegerlo de las desventuras que el destino le quisiera arrojar. Se giró dejando a su espalda el mar y contempló a los hombres que remaban en el drakar, un ejercicio necesario debido a la quietud de las mareas. Parecían tan aburridos como él, y tan solo Bjorn, el godi y sacerdote de Odín, parecía entretenido arrojando al suelo una serie de huesos y runas. Aren se fijó en el rostro del hombre, parecía que algo le perturbara, lo cual, era inquietante antes de un saqueo. Las consecuencias de sus actos no era algo que Aren pensara durante una contienda, quizás debido a su condición de berseker. Era un elegido de Odín, uno de sus seguidores al que el dios le había proveído con una fuerza inusual. Cuando Aren entraba en trance en un combate se dejaba llevar por una furia ciega hasta el punto en el que no reconocía amigos de enemigos. Él, en sí mismo, era un arma mortífera que aseguraba la victoria en un combate. No requería armadura alguna, podía ir desnudo a la batalla tan solo envuelto por pieles de osos, motivo por el que algunos creían que podían transformarse en uno, pero él, no necesitaba tomar la forma de ningún animal para atravesar un ejército de lado a lado, dejando tras de sí una montaña de cadáveres con los que deleitar a las valkirias, y si moría en una de esas lides, las mismas valkirias le escoltarían al Valhalla, junto al resto de los que hubiera dado muerte. Al contrario que muchos otros berseker que se les consideraban locos, Aren gozaba de un gran respeto debido en parte por pertenecer a la nobleza, familia del rey danés, y por otro lado, era un gran líder, al menos hasta que perdía el sentido de la realidad cuando entraba en el fragor de la batalla, pero entonces, sus hombres sabían que debían dejarle hacer mella en las huestes enemigas y ellos aguardar para seguir su estela de sangre y muerte, manteniéndose prudentemente lejos de él.

 

Deja un comentario